martes, 30 de diciembre de 2014

Superclásico -28/11/2014-

El primer partido que recuerdo contra ellos, lo vi con mi viejo, mi hermano Martín y mi tío Tito, en la esquina donde actualmente funciona Bartolo, donde estuvo ShowSport y también CoKey. Faltaban nueve días para que cumpliera seis años, ese 14 de Julio de 1996; Caniggia, el bautizado "hijo del viento" por Víctor Hugo, el que FUE nuestro, ese día se convirtió en ídolo de ellos. Era la primera vez que veía un superclásico por la tele, faltaban trece años para que apareciera el Fútbol Para Todos, y el famoso y codiciado "decodificador" no era fácil de conseguir en pleno menemismo y "Uno a Uno". Ese día tomamos coca en botella de vidrio y nos trajeron un platito con maníes.
Pasó 1997, el histórico 3-3 con gol de Ayala y que podría haber sido triunfo en el pie del Pipa Gancedo, quedará en la historia de los Superclásicos.Pesimismo mediante, me acuerdo más de qué estaba haciendo en las malas que en las buenas: en Abril del '98 pasamos Semana Santa en Ranelagh. Entusiasmo y exaltación con Martín Ignacio Herlax por visitar -y más que nada jugar a la pelota- con Leandro y Juan Fernando.
El Malevo se comió la cancha (el patio) ese fin de semana largo, corrió a todos hasta el final y se quedó con la redonda siempre. Nada de Ferreyra. Malevo era uno de los dos ovejeros que custodiaban la casa.
Pero ese domingo de nuevo nos cruzábamos con ellos; Solari los madrugaba mientras nosotros viajábamos rumbo a La Plata a los bocinazos, a visitar a Charo y a Buyi -ya que viajábamos había que aprovechar para hacer TODO en 4 días-.
Salas erró el penal y todo se dio vuelta, Caniggia otra vez se olvidó de sus orígenes.
Después vino el año del gol de Palermo que se tira contra los carteles, y más tarde los golazos de Aimar y JP Ángel para hacer delirar al Monumental. Ese día volvíamos de Gualeguaychú y el Ford Escort color bordó no cabía en sí de la euforia que transmitía el Uruguayo que mejor relata en la Argentina, por Radio Continental. Los mellizos tenían apenas seis meses y, semanas más tarde, Esteban se aguantaría casi dos horas con el pañal sucio "por cábala", el día que salíamos campeón empatando 2-2 contra el Ciclón con dos goles de Saviola. Un vecino de San Lorenzo pasaba por la calle y yo tenía muchas ganas de gritarle mi bronca y alegría contenidas, sobretodo por su objetivo de querer ahogarnos el campeonato.
El principio del Siglo XXI no fue de lo mejor; rescato el momento en que mi viejo pasó parte del primer tiempo y todo el segundo escuchando el partido por radio dentro del baño porque Cambiasso la empujó a la red justo en el momento en que las necesidades lo apretaban.
Sucedieron muchas cosas más a lo largo de una década. Nos dejaron de mostrar "la radio que se ve" y el Muñeco y Palermo se repartieron goles en los primeros partidos que pudimos ver todos. Doce años después, acá estoy, escribiendo esto que se me ocurre espontánemente después uno de los momentos de mayor éxtasis que alcancé en mi vida, con la droga que es River.



jueves, 22 de mayo de 2014

Las cosas importantes

El domingo, horas antes del partido, Martín recordaba cuando mi viejo nos retaba, o corregía, porque rezábamos por River. Convengamos que por esos años en que festejábamos a menudo y ya nos parecía hasta aburrido ir a la plaza, el tema era un tanto banal para pedirle a los santos, hay que reconocerlo.
Pero pensándolo diez o doce años más tarde, con una ausencia importante de campeonatos y sobre todo de domingos de misa, se me ocurren un par de cosas respecto al "¡Pero, herrrmano! No se le pide a Dios por esas cosas" que nos largaba el Vasco en esas casi tres cuadras que nos separaban desde Santa Teresita hasta casa.
La primera: ¿Habrá tenido algo que ver en esta sequía y los malos momentos que pasamos, el haber dejado de pedir por River? De ser así, papá, sos tan responsable como Aguilar y Passarella...
La Segunda: ¿Será un castigo por haberle escapado a las misas una vez tomada la 'Confirmación' y volver sólo para ocasiones especiales -léase casamiento; bautismos; misas de 15;etc-? Si fuese por esta razón, me responsabilizo en cierta medida, pero les otorgo más culpa a algunas personas que hicieron que me alejara de la iglesia, y más que nada al horario: SÁBADO 10 AM; huía aliviado y apurado, pues minutos más tarde salía para el club que teníamos partido.
Tercera: ¿Realmente papá creía que no era un tema como para pedir? ¿O sólo intentaba inculcarnos que hay cosas más importantes que el fútbol, pero en el fondo el también deseaba lo mismo que nosotros? Sabemos que es así, pero no me vas a negar que un triunfo no te cambia el ánimo en esos domingos de tardecita que son la personificación de la tristeza, o incluso te hacen arrancar y transitar la semana de una manera diferente. Y una derrota todo lo contrario. Acentúa la sensación nostálgica de esos domingos y el lunes no tenés ni ganas de hablar, leer, escuchar ni ver nada relacionado al fútbol.
Cuarta, y la más importante: ¿Qué es peor? ¿Molestar a Dios con un pedido de ese estilo, o tener a un nene de nueve meses si cambiarlo durante sesenta minutos por cábala, en la habitación de arriba, con el calor de un 19 de Diciembre? En este caso, ¿la culpa es de Esteban, que tuvo que hacer sus necesidades minutos después que Pereyra cabeceaba para darnos el primer gol que nos encaminaba al campeonato, contra San Lorenzo? Pudo haberlo cambiado en el entretiempo, sí, pero no lo hizo, y al inicio del segundo tiempo, Saviola metía el 2-0 de penal y era goleador del torneo.... Creer o reventar. Al final nos empató Romeo, pero ya poco importaba, y nos fuimos a la plaza a festejar, otra vez campeones y le cortábamos el tricampeonato a los bosteros (previamente Esteban fue higienizado).
¿Es más ilógico ese pedido insignificante basado en la fe y la esperanza de sentirse escuchado, que pasarse casi todo un partido encerrado en el baño, sin moverse, con la radio a pilas pegada al oído, porque a casi 400 km de distancia a Cambiasso se le ocurrió empujarla al gol justo en ese momento y después apareció el Chacho y, ya llegando a la culminación del partido, la eternamente recordada vaselina de Rojas, y vos seguías ahí sentado? ¿O no despegarse del televisor mientras el Bambino Pons te contaba -y cantaba- lo que pasaba en la cancha y vos sólo veías lo que cientos de monos hacían en la tribuna, porque hubo gol de River y "No te vayas a mover de ahí. CÁBALA"?
Entonces, más de una década después y repasando todo lo acontecido, llego a dos conclusiones: una, que con Martín no estábamos equivocados, que no cometíamos ningún pecado haciendo esa oratoria, repitiéndola cada domingo aunque papá ya nos había advertido que a Dios se le pedía por cosas más importante como la salud, que los familiares anden bien y esas cosas que ya todos sabemos. La otra, que la Marga, gracias a su agnosticismo religioso y futbolístico, es totalmente inocente de todo esto.
Retomando lo anterior, en gran parte, lo que estábamos pidiendo era FELICIDAD, ¿no? Así que más que correcto lo nuestro, Martín, quedate tranquilo...
En síntesis, todas estas líneas son para tratar de justificar algo que para muchos no tiene justificación y para otros no tiene sentido; para nosotros sí.
Hace rato que no voy a misa a rezar por River ni por cosas importantes, pero los familiares andan bien, y salud....¡SALUD CAMPEÓN!



martes, 13 de mayo de 2014

Mundial



Encontré esta foto intentando mandar por mail un archivo de la facultad que, por exceder la capacidad máxima que permite el servidor de e-mail, me redireccionó a otra aplicación que depende del mismo para poder compartirlo en línea y que luego el destinatario del mail lo descargue en su computadora. 
Justo hoy casualmente, que empieza la fiebre mundial después que Sabella dio la lista (de 30) y los indignados pudieron oficializar su indignación y consecuente repudio hacia el DT por la no convocación de Tevez y sí la de Mercado o Di Santo.
Hace casi 8 años, precisamente el 16/6/2006 buscábamos cualquier excusa para poder retirarnos antes de la escuela -casi no era necesario buscarlas porque algunos profesores nos facilitaban mucho faltando- y el mundial era una razón más que válida para irnos antes o incluso faltar. 
Llegábamos con la ilusión que genera siempre un evento de este tipo y parecía que Pekerman, con su calma y la base de jugadores que ya habían sido dirigidos por él y campeones muchos años antes en mundiales juveniles, había encontrado el equipo. Éramos nuevamente candidatos, a pesar de lo que nos había pasado en el mundial anterior. 
Ese día jugábamos contra Serbia y Montenegro, ya no era la Yugoslavia -en realidad sí, pero con otro nombre- de Mihajlovic, Kovacevic, Mijatovic, Stankovic y tantos otros terminados en vic que conocíamos del mundial 98 pero sobretodo de los videojuegos y particularmente me llamaron la atención por sus nombres.
Pero más allá de eso, fue distinto para nosotros, los que estamos ahí posando, congelados en la imágen y en el tiempo, como si el mismo nunca fuera a pasar, o como si no nos importara que eso pase.
Teníamos entre 15 y 16 años y, además de muchas cosas que empezábamos a hacer por primera vez, también era la primera vez que teníamos la oportunidad de ver un Mundial todos juntos. Y no era para menos, hacía cuatro años, un poco por edad, otro poco por lo ilógico de los horarios en que jugó la Selección, y más que nada por lo poco que duró su participación, no habíamos tenido la chance de juntarnos a verla, ni de salir antes de la escuela, ni mucho menos faltar.
Y faltarían otros cuatro para poder ver otro; y cuatro años es mucho, sobre todo en esa época en que vivíamos el día a día sin más responsabilidades que ir a la escuela, a entrenar y no mandarnos ninguna cagada que genere un castigo que no nos deje juntarnos con los chicos.
Anecdótico es que el resultado fue 6-0 para Argentina, seguimos avanzando en el mundial. Se había transformado en una especie de cábala juntarnos en lo de Nacho a ver los partidos, cuestión aparte que era en la única casa donde se bancaban a todos nosotros insoportables.
Contra Mexico no pude ir por una conjuntivitis que me tuvo varios días a maltraer y, al igual que el mundial, me permitió faltar a la escuela, pero el justificativo no era tan agradable. Igual sin una pata la cábala siguió funcionando.
Contra Alemania volvimos a estar todos. Sufrimos. Gritamos el gol de Ayala. Lo vimos a Messi empacado en el banco. Nos generó dudas la salida de Abbondanzzieri y el ingreso de Franco. Nos amargamos con el gol de Klose. Y escuchamos con tristeza la piña de Juan a la pared, encerrado en el pasillo con la radio en el oído adelantándonos lo que unas milésimas de segundo después veríamos proyectado en el televisor. Lehmann le atajaba el penal a Cambiasso.
Otra vez afuera. Cada uno a su casa. El mundial ya no tenía importancia y a algunos, sólo nos quedó el consuelo de alentar por el buen fútbol de Zidane, deseando que termine su carrera triunfando contra el catenaccio italiano. Eso tampoco pasó.
Cuatro años más tarde la realidad de cada uno de los nueve integrantes de la foto era distinta, pero la ilusión era la misma. Otra vez pasamos la primera ronda y en octavos de final jugamos con Mexico, esta vez no tuve conjuntivitis y me encontraba en mi segundo año en La Plata. Le ganamos a la selección tricolor y se vino otra vez el fantasma de Alemania. Esta vez no hizo falta sufrir. De entrada, con un cabezazo nos arruinaron la ilusión de ser campeones de la mano del Diego y, no contentos con eso, nos hicieron 3 más. 
Ese día me dije que no volvería a hacerme falsas ilusiones con la Selección. Quiero decir que no cumplí.
Pasaron casi 8 años de ese día que Messi hizo su primer y único gol en un mundial y casi 4 del día que me prometí eso. 
Serbia y Montenegro ahora son Serbia y Montenegro, parece que dije lo mismo pero no.
Los de la foto, que en ese entonces nos veíamos casi todos los días, ya no nos vemos casi nunca, aunque con algunos cuando las obligaciones de cada uno nos dejan y nos vemos, pareciera que eso no cambiara nada. 
Ya que no se puede volver el tiempo atrás y, como dijo Sacheri: "la culpa de todo la tiene el tiempo", sé que no voy a poder ir a lo de Nacho a ver el partido con él, Pedro, Agus, Sergio, Juan, Paulo, Martín y Tima; en una de esas, y como no esta el Diego -ni Zidane para consolarnos-, espero que esta vez Juan con su radio me avisen que de la mano de Messi "volveremo' a ser campeones como en el ochentaisei'".